Esta serie de seis capítulos de Netflix es una especie de arqueología-bastante forzada-de la forja de Estados Unidos como nación a través de las historias de tres mujeres- en los alrededores de 1857- que sintetizan las tres fuerzas de este drama del inicio histórico de EEUU como nación y como estado: el colono o migrante blanco; la población nativa invadida; la religión (de los blancos), que era en realidad una fuerza operativa parte de la violencia y el despojo de esa fase de expansión territorial de Estados Unidos.
El guión toma como eje histórico de referencia, la masacre real conocida como la masacre de Mountain Meadows: En septiembre de 1857, la milicia territorial de la Iglesia de los Santos de las últimos Días-Mormones-en el sur de Utah, atacó a una caravana de migrantes que viajaba de Arkansas a California masacrando a todos, hombres, mujeres y niños. Un total de 120 personas fueron asesinadas, sobreviviendo solamente 17 niños menores de siete años, que lógicamente no supieron narrar que había sucedido.
El motivo eran disputas por el cruce del territorio mormón en Utah y rumores que esa caravana de migrantes era parte de una estrategia del gobierno federal para desplazar del poder a los líderes políticos mormones, que hablaban de haber “llegado a Sion”, el sitio reservado por Dios, para ellos. Los mormones planificaron la masacre para hacerla parecer como un ataque de indios; sin embargo, la trama fue descubierta. Esta secta tardó 150 años en reconocer su responsabilidad en la masacre.
Es sobre este hecho histórico que discurre el planteamiento de esos tres ejes del guión representados por esas tres mujeres: Sara (Betty Gilpin) una madre que huye de un crimen cometido en defensa de su hijo Devin (Preston Mota), con el que viaja y llega a un fuerte-posada en busca de un guía que la lleve a una ciudad lejana donde estaría su esposo y el padre de su hijo, para que se conozcan. Al no conseguir a nadie dispuesto, la madre se suma a la caravana que iba a atravesar territorios indígenas-y mormones- hostiles rumbo a Salt Lake City y que debía pasar por Mountain Meadow, el sitio donde se iba a dar la masacre. El líder de la caravana, Jacob (Dane DeHaan) es un mormón y viaja con su única esposa, Abish (Saura Lightfoot-Leon) que es la segunda mujer del relato, que también logra sobrevivir a dicha masacre, pero es secuestrada por una tribu liderada por una mujer indígena que trata de evitar la violencia y la guerra con los blancos, en antagonismo con el guerrero principal de la tribu. La tercera mujer es una joven indígena, Dos Lunas ((Shawnee Pourier)- a la que le han cortado su lengua- y que huye también por haber asesinado a su abusador y se une de manera forzada al inicio, al periplo de Sara y Devin.
Las tres mujeres huyen de sus entornos violentos, pero ellas mismas deben volverse violentas para poder sobrevivir. Sara da todo por defender a su hijo, Abish en realidad huye de su esposo mormón, Jacob, a quien no ama y termina en cierto acercamiento sentimental con su secuestrador el combativo cacique Pluma Roja (Derek Hinkey) y hasta se convierte en guerrera indígena contra los mormones, los victimarios de la masacre. La tercera mujer, Dos Lunas no mata a nadie, excepto a un par de lobos hambrientos del bosque helado que pasaron junto a caballos atados y deciden atacar a los dos chicos refugiados en una cabaña. Cierto, el jovencito Devin aun con una pierna quebrada en un accidente con su caballo, también se carga al menos a un lobo.
Sara es conducida en su periplo, sin paga de por medio, por Isaac (Taylor Kitsch), un montañés criado en la tribu de Pluma Roja, que aún no ha cerrado duelo por el asesinato de su esposa indígena y su pequeño hijo. Isaac es el protector casi omnipresente de Sara y Devin. Aun cuando Sara le ofrece una vida juntos de manera explícita, Isaac se niega a esa posibilidad y en la trama, la tragedia de todas formas, lo impide.
Dijimos que la serie era una especie de arqueologia forzada porque a pesar del rescate o memorial de esa fase de EEUU, la serie no puede evitar las manipulaciones líricas o emocionales, con los personajes especialmente en su cierre final, apartándose de la historicidad y la reflexión crítica. El titulo de la serie, “AMERICAN PRIMEVAL”, le queda grande a la propuesta.
En los western de la industria del cine estadounidense es extraño esta perspectiva donde el relato central es el protagonismo de estas mujeres, aunque de improviso aparece en escena, un narrador que le imprime lirismo y delicada poesía e idealismo al relato, todo esto también extraño pues se trata de un general del ejército de EEUU.
Esta serie deja entrever que la crueldad, violencia, expansionismo, colonialismo interno y externo, son el ADN de esa aún poderosa nación, los EEUU.
Y es inevitable percibir que este relato nos hace mas bien remontarnos desde ese violento pasado, al violento presente de hoy en día, donde los nuevos migrantes en ese vasto territorio, son criminalizados, perseguidos y expulsados. La “Nueva Sión” de Trump no permite nuevos ingresos, aunque su propia esposa sea migrante, Elon Musk sea sudafricano y la esposa del vicepresidente Vance sea de origen indio.